Ayer dejé Malasia y viajé desde Kuala Lumpur hasta Phnom Penh, la capital de Camboya. El principal propósito de este viaje es obtener en esta ciudad las visas de Vietnam y China. Como ambos procedimientos toman algún tiempo, tendré unos días para recorrer la ciudad e ir a una playa cercana.
Al llegar a Phnom Penh hay 2 cosas que llaman mucho la atención. Lo primero es la cantidad de gente con ropa sucia y gastada pidiendo limosna en las calles. En cada cuadra de Riverside te encuentras con niños, madres con sus bebés, discapacitados en el suelo o en sillas de rueda, todos pidiendo dinero. Si estás comiendo en un restaurant, seguro que se acercan a pedir algo. En todos lados también hay niños vendiendo pulseras o libros. Son muy insistentes y hacen que salir a comer sea incómodo. Lo segundo es la cantidad de motos que circulan. Son tantas que atravesar una calle de un lado a otro puede ser todo un desafío. Nunca se detienen y no respetan los pocos semáforos que hay, así que la única forma de cruzar es comenzar a caminar, siempre manteniendo la misma velocidad y ellos se van a encargar de esquivarte.
Mientras caminaba por Riverside visité varias agencias de turismo para realizar el procedimiento de las visas. Los precios eran parecidos: la de Vietnam costaba US$58 y la de China US$62. La ventaja de realizar estos trámites a través de una agencia es que sólo necesitas presentar el pasaporte y una foto. En el caso de la visa de Vietnam, también se debe detallar la fecha de ingreso al país, ya que a partir de esa fecha corren los 30 días que tiene de validez. La de China normalmente cuesta US$40, pero se deben presentar los tickets aéreos, una carta de recomendación, solvencia económica, etc. Al hacerlo con la agencia, emiten una visa abierta válida por 6 meses. Una vez que se ingresa al país, comienzan a contar los 30 días de validez. Después de dejar la agencia seguí recorriendo las calles hacia el Mercado Central.