Ayer dejé Malasia y viajé desde Kuala Lumpur hasta Phnom Penh, la capital de Camboya. El principal propósito de este viaje es obtener en esta ciudad las visas de Vietnam y China. Como ambos procedimientos toman algún tiempo, tendré unos días para recorrer la ciudad e ir a una playa cercana.
Hoy salí a caminar por la ciudad. Hace 5 años vine a Phnom Penh, pero sólo estuve un par de días,. Esa vez recorrí todos los museos que los turistas visitan cuando vienen a la ciudad, así que esta vez decidí tomarme un descanso de ese tipo de actividades y sólo pasear. Al igual que hace 5 años, me quedé en un hotel cerca de Riverside. El sector no ha cambiado demasiado. Quizás la mayor diferencia es que algunas calles laterales ahora están pavimentadas, pero la esencia sigue siendo la misma.
Al llegar a Phnom Penh hay 2 cosas que llaman mucho la atención. Lo primero es la cantidad de gente con ropa sucia y gastada pidiendo limosna en las calles. En cada cuadra de Riverside te encuentras con niños, madres con sus bebés, discapacitados en el suelo o en sillas de rueda, todos pidiendo dinero. Si estás comiendo en un restaurant, seguro que se acercan a pedir algo. En todos lados también hay niños vendiendo pulseras o libros. Son muy insistentes y hacen que salir a comer sea incómodo. Lo segundo es la cantidad de motos que circulan. Son tantas que atravesar una calle de un lado a otro puede ser todo un desafío. Nunca se detienen y no respetan los pocos semáforos que hay, así que la única forma de cruzar es comenzar a caminar, siempre manteniendo la misma velocidad y ellos se van a encargar de esquivarte.
Mientras caminaba por Riverside visité varias agencias de turismo para realizar el procedimiento de las visas. Los precios eran parecidos: la de Vietnam costaba US$58 y la de China US$62. La ventaja de realizar estos trámites a través de una agencia es que sólo necesitas presentar el pasaporte y una foto. En el caso de la visa de Vietnam, también se debe detallar la fecha de ingreso al país, ya que a partir de esa fecha corren los 30 días que tiene de validez. La de China normalmente cuesta US$40, pero se deben presentar los tickets aéreos, una carta de recomendación, solvencia económica, etc. Al hacerlo con la agencia, emiten una visa abierta válida por 6 meses. Una vez que se ingresa al país, comienzan a contar los 30 días de validez. Después de dejar la agencia seguí recorriendo las calles hacia el Mercado Central.
Cuando llegué me sentí un poco avergonzado de no haberlo visitado la primera vez que vine, siendo que es un destino típico casi obligatorio. En todo caso cada vez que vengo a este tipo de mercados lo único que hago es mirar y comparar precios, porque no tengo intenciones de comprar nada. Queda mucho viaje y cada souvenir significa agregar más peso a mi mochila. A la vuelta pasé por unos puestos de comida de la calle y comí un pescado entero ahumado con arroz y una especie de estofado de pollo por 12.000 riels ($1.500). Los dólares estadounidenses son igual de aceptados que los riels, siendo la equivalencia de US$1 a 4.000 riels. En general encuentro los precios de la comida un poco más cara que en Malasia o Tailandia, donde se podía comer fácilmente por menos de $1.000 en la calle.