A las 8:30 fui a la agencia de viajes para comenzar mi tour en moto. En general se ofrecen tours por la ciudad o por el campo. Cada uno toma un día completo, pero como yo no tengo tanto tiempo para disponer, me arreglaron uno en que íbamos a visitar menos cosas, pero las más importante de cada lado. Al llegar a la agencia me encontré con un joven delgadito y sonriente que resultó ser mi guía. Su nombre era Bin y al principio no confié mucho en que pudiera conducir la moto con seguridad, pero al final demostró tener bastante destreza y no tuvimos ningún problema.
Lamentablemente al momento de comenzar el tour justo se puso a llover, así que antes de subirme a la moto me coloqué un poncho de plástico bajo el casco y partimos hacia las montañas. El primer lugar que visitamos fue un sector donde habían muchos invernaderos donde cultivan flores. Debido a las temperaturas templadas de Dalat, este es uno de los pocos lugares en el país donde las flores pueden crecer.
Bin me contaba que la mayoría de la gente de la ciudad se dedica al cultivo, siendo los principales productos las flores y el café. Comenzamos a bajar y nos detuvimos en una villa donde vive una tribu originaria. En Vietnam hay 54 distintos tipos de grupos étnicos siendo los "Viet" el grupo mayoritario abarcando el 85% de la población. En el caso de la tribu que visitamos, me contaba que se rigen por el matriarcado y que al momento de casarse son las novias las que tienen que pagarle a la familia del novio. En la actualidad se hace con dinero, pero antes se pagaba con animales como gallinas o búfalos.
Nuestra próxima parada fue una fábrica de vino de arroz, en donde me mostraron el proceso de destilado y al final por supuesto probamos unos vasitos del producto final. En el mismo lugar producían café y criaban mustelas (weasel), unos animales parecidos a las comadrejas. El propósito de la crianza es para producir el "weasel coffee", un tipo de café más caro que se hace usando los granos de café sacados del excremento de las mustelas. Se dice que ellas eligen los mejores granos y una vez que han pasado por el tracto digestivo el café resultante es menos ácido y más rico que el tradicional.
A continuación fuimos a una fábrica de seda, donde tenían un criadero de gusanos de seda, ya que sus capullos son los que se utilizan como materia prima. En el proceso se colocan los capullos (con los gusanos adentro) en agua caliente y de ahí se va sacando el material que posteriormente se usa para producir el hilo. Unas máquinas automatizadas se utilizaban para tejer y confeccionar las telas con distintos patrones, que luego son vendidas a otras fábricas donde las tiñen y usan para la confección de ropa. La razón de utilizar los capullos con los gusanos adentro es que si dejan que el gusano salga, el capullo se seca y ya no es posible ocuparlo.
Una de las características de Dalat, por estar en las montañas, es que posee varias cascadas y una de ellas fue nuestra siguiente parada. La entrada al lugar daba a la cima de la cascada, pero Bin me dijo que era mejor bajar para poder apreciar realmente las dimensiones, así que lo seguí por un camino de rocas resbaladizas que era bien peligroso, porque no habían barandas y las caídas eran de varios metros de altura. No alcanzamos a llegar hasta el final del camino, porque abajo el agua caía muy fuerte y salpicaba a todos lados, pero aún desde ahí podíamos ver y escuchar bien el poder de la catarata.
Fuimos a almorzar a un local que estaba cerca y luego nos empezamos a devolver a Dalat. En el camino paramos en un pequeño parque recreativo, donde se podía andar en bote, en elefante y en avestruz, siendo esta última la principal razón para venir acá. Mientras caminábamos hacia el corral, me ofrecieron probar mi puntería disparando flechas con un arco antiguo a un tigre dibujado en la pared. De acertarle en el pecho me ganaba una botella de vino, pero después de 3 intentos no lo pude lograr. Seguimos al corral y pagué los 100.000 dongs ($2.500) y me fueron a buscar una avestruz. Tenían una montura por detrás de las alas y cuando me subí me dijeron que tratara de mantener las piernas lo más atrás posible. El lugar no era muy grande, pero después de ir caminando un poco mi nueva amiga apuró el paso y pude sentir la fuerza que tienen. Un par de minutos de paseo y nos devolvimos al comienzo para desmontar.
A la salida intenté otra vez con las flechas y con la primera me gané un vino, que después le di como regalo a Bin, quien la aceptó feliz. Nos subimos a la moto y continuamos nuestro camino hacia Dalat, bordeando un lago donde las montañas de fondo generaban una vista preciosa y luego siguiendo hasta un cerro desde donde salía un funicular. Por 50.000 dongs ($1.250) me subí para tener una vista aérea del lugar, mientras Bin recorría el mismo camino pero por tierra. Al llegar me estaba esperando en el estacionamiento y 10 minutos después estábamos de vuelta en la oficina de la agencia para concluir el provechoso tour.
Dejo un video con imágenes de algunas de las cosas que hicimos hoy: