jueves, 16 de mayo de 2013

MY 12- Más orangutanes y la Sarawak Village

Anoche en el hostal conocí a Vanessa, una suiza que también está viajando sola y al igual que yo tiene pensado estar unos 4 días en Kuching, así que después de conversar un rato quedamos de acuerdo en visitar hoy Semenggoh, otro centro de rehabilitación de orangutanes. Tomamos el bus local a las 7:20 am por 3 ringgit ($450) y al llegar pagamos los 10 ringgit ($1.600) que costaba la entrada para extranjeros (5 ringgit para locales). 


Tomamos el bus temprano porque al igual que en Sepilok la idea era llegar a la hora de la alimentación, que en este caso era a las 9 am. Nosotros llegamos a las 8, así que tuvimos tiempo de recorrer un poco el centro, pero sólo nos encontramos con un par de cocodrilos. Yo quería ver monos.




A las 8:50 se acercó uno de los cuidadores y nos reunió a todos para darnos las instrucciones de la visita. Nos dijo que no debíamos sacar fotografías con flash, porque eso podía asustar a los orangutanes, lo que podría provocar incluso algún tipo de ataque. Nos contó que a veces ellos se subian al sector de observación y les quitaban sus pertenencias a los turistas. En caso de que algo así pasara, nos dijo que debíamos mantener una distancia siempre mayor a 5 metros y por ningún motivo tratar de recuperar las cosas por la fuerza, porque en todos los casos íbamos a perder.

A las 9 pasamos a otro sector de observación y al igual que en Sepilok luego de dejarles comida, los orangutanes empezaron a llegar a través de las cuerdas. Pero hubo 2 grandes diferencias a mi otra visita: la prmera es que pude ver a una mamá con su cría y la segunda es que acá tenían a Ritchie, un macho dominante. Había escuchado historias de Ritchie persiguiendo a la gente, pero hoy se comportó como todo un caballero, lo cual me decepcionó un poco. Cuando íbamos saliendo habían fotografías de accidentes: dedos quebrados, heridas profundas en brazos y piernas y un par de fracturas expuestas. Después de pensarlo un poco quizás fue mejor que Ritchie haya estado tranquilo.

Al salir tomamos una minivan de vuelta a Kuching y estuvimos de vuelta a las 11 am. Ahí recordé que ayer me habían ofrecido un tour que incluía una visita a una villa de nativos, la Sarawak Village. Las salidas eran a las 12:30, así que como todavía estábamos a tiempo de tomarlo fuimos a contratarlo por 80 ringgit ($12.500). Cuando llegamos, vimos que estábamos al lado de una playa, así que decidimos ir a bañarnos antes de comenzar con el recorrido de la villa.


Después de una hora en la playa fuimos a la recepción. Ahí nos entregaron un pasaporte en el cual aparecían todos los módulos que se podían encontrar en la villa. La idea era ir visitándolos en orden y a medida que fuéramos pasando nos iban timbrando el pasaporte. Dentro de cada módulo habían personas caracterizadas según la época a la que correspondiera el modulo. El primero al que entramos estaba dedicado a las herramientas usadas para labrar la tierra, pescar o las usadas en la construcción de las viviendas.


Seguimos avanzando y nos encontramos con algunas replicas de las casas que se construían a 40 metros del suelo para evitar las mareas altas, pero para esta muestra sólo las habían construido a 15 metros. Dentro, las habitaciones estaban decoradas con muebles originales y a veces habían señoras cocinando postres típicos a base de coco o harina fabricada de árboles. Como yo quería probar de todo, terminé comprando algo en cada estación que encontramos.


Después de 1 hora de recorrido nos dirigimos al teatro del lugar. Ahí vimos un show que mostraba las danzas y trajes típicos de la zona. Aparte de la música y los bailes hubo un par de presentaciones bastante entretenidas. Una comenzó con 5 hombres haciendo demostraciones con unas vigas de 3 metros y terminó con uno de ellos girando sobre una de las vigas a alta velocidad.



En otra presentación 2 hombres salieron vestidos con taparrabos y armados con cerbatanas y escudos. Después de recrear una persecución de animales apuntaban y rompían globos que tenían colocados a gran distancia. En la parte final hombres y mujeres locales enseñaban algunos de sus bailes e invitaban a la gente a participar en el escenario, A mi me invitaron a salir y claro, no pude rehusarme.



Una vez terminado el show nos fuimos a la salida y nuestro chofer llegó a los 10 minutos para ir de vuelta a Kuching. Ahí quedamos de acuerdo con Vanessa en visitar mañana el Parque Nacional Bako, donde se pueden ver animales, hacer trekking y visitar playas y cascadas.