El plan era el siguiente: salir de Singapur en bus, cruzar la frontera en Johor Bahru y llegar a un pueblo en medio de la nada llamado Gemas ("guemás") para al otro día tomar un tren hacia el norte de Malasia que cruza la selva y es conocido como el "jungle train". Todo partió bien: tomé un bus temprano ayer en la mañana desde Singapur y llegué a Johor Bahru para presentar mi pasaporte. Luego tomé otro bus que me dejó en un terminal malayo y entre gritos de "KL!, KL!, Kuala Lumpur, sir!" compré el pasaje hacia Gemas.
Cuando desperté estábamos justo llegando al terminal. Sólo habían unas 5 personas más conmigo. Al ver que todos se bajaban, hice lo mismo y le pregunté al conductor si ya estábamos en Gemas. Me contestó en malayo y con una sonrisa en los labios sin decir ni una palabra en inglés, pero sí le entendí "Gemas" varias veces e indicaba hacia atrás del bus. Todavía medio dormido no entendía por qué no seguíamos nuestro camino, hasta que me di cuenta que ya habíamos pasado Gemas y estábamos en el final del recorrido, en un pueblo quizás más chico llamado Bahau. Eran las 2:30 de la mañana y no sabía donde iba a dormir. El conductor me siguió hablando en malayo y le entendí "hotel" y me apuntó hacia una esquina.
Hoy en la mañana fui nuevamente a la estación y compré un pasaje de vuelta hacia mi destino original, Gemas. Como el tren salía a las 9:30, llegué a las 7:30 para ver si podía alcanzar a tomarlo, pero el primer pasaje que salía de Bahau era a las 10, así que me tuve que quedar una noche en Gemas. Tiempo y plata perdidos por el bus que se quedó en panne (y porque me quedé dormido). Los imponderables.